Mi noche de ensueño comienza navegando entre las dos orillas del río Tíber, desde Trastevere a Campo de’Fiori y desde la Piazza Navona al Panteón: el corazón de Roma. Enfrento con alegría el laberinto de calles angostas y zonas peatonales para observar a la gente divertirse.
Sin embargo, es hora de escaparse del laberinto del centro de Roma y dirigirse hacia el sur. Tras cruzar la Piazza Venezia y el gigantesco monumento Altare della Patria, la Via dei Fori Imperiali aparece ante mí amplia, recta y sin tráfico. A mi derecha está el Foro Romano, una especie de parque de atracciones arqueológico. Mientras paso raudo por delante del Coliseo, en pie desde el año 80 de nuestra era, me emociono con la imagen de este antiguo y magnífico recinto deportivo, escenario de tantos juegos crueles.
Los tesoros barrocos y las ruinas imperiales del centro de Roma continúan al alcance de mi vista cuando llego a EUR, un moderno distrito nacido en la era fascista y completado a tiempo para los Juegos Olímpicos de 1960.
Las formas esenciales, las extensas vistas, las líneas geométricas y el blanco radiante de los edificios del distrito lo convierten en una suerte de escenario natural neutro y, al mismo tiempo, lleno de carácter. Resulta fácil comprender por qué se han rodado aquí tantas películas y anuncios de automóviles. Y dada la extraordinaria amplitud de sus espacios, también resulta fácil comprender por qué EUR es el candidato favorito para acoger una posible futura competencia de Fórmula 1 en Roma. Parece, pues, que me encuentro en el lugar adecuado.